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PRI: ¿La supervivencia o el resurgimiento?
José Hernández Castillo.

Después de 72 años en el poder y seis en la oposición, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) encara las elecciones mexicanas del próximo 2 de julio como un desafío para su supervivencia política. Mal colocado en las encuestas durante toda la campaña y desahuciado por los analistas, el PRI reivindica ahora el papel de bisagra, capaz de llevar por la senda de la moderación a un país crecientemente dividido entre derecha e izquierda. La extrema derecha del Partido Acción Nacional (PAN) y la extrema izquierda del Partido de la Revolución Democrática (PRD) están polarizando el país, todo un reto para un partido que presenta a un candidato controvertido y de escasa credibilidad llamado Roberto Madrazo. Pero todavía tiene el PRI gobernadores en 17 de los 32 estados, senadores, diputados y alcaldes y todavía posee una poderosa estructura del partido en muchos estados del interior de México, el PRI es todavía la primera fuerza de oposición. Existe una fortaleza priísta en muchas regiones, donde el partido puede tratar de atrincherarse en el caso de una eventual derrota electoral. Por ejemplo, en Oaxaca, Veracruz, Hidalgo o Puebla, los ciudadanos desconocen lo que es la alternancia política, estoe estados seguirán dando vida a un PRI local. Son feudos que sobreviven a aquel gran esquema que existió hasta los ochenta. En este esquema, los caudillos regionales vivirían en un mundo relativamente aislado, pero sin capacidad de influir en la decisión global ni en el proyecto nacional, cualquiera que éste sea. Si se observa la trayectoria del PRI parece aventurado predecir la defunción del partido que dominó la vida política de México durante más de siete decenios. Sin embargo, es un partido que se explica por el pasado, pero no es un partido para el futuro. Con mucho trabajo sobrevive en el presente. Desafortunamente el PRI no tiene nada que ofrecer. Los electores que le votaron en los últimos comicios son personas de edad superior al promedio del electorado, de menor educación que el promedio y con mayor presencia en el mundo rural. Es, en definitiva, el México que fue pero no el México que va a ser. No cabe duda de que es el partido que produjo la estabilidad política más notable de toda la historia de América Latina. Un partido que se explica por la revolución mexicana, que acabó con todas las alternativas. Asumió el espíritu de la revolución. Un partido que cooptaba más que reprimía y que pudo llevar a cabo la reforma agraria. Que tomó todo el poder y edificó una estructura corporativa. Pero esa época pasó y hoy el PRI está en la oposición, espacio donde nunca se movió cómodamente, ya que es un partido que nació en el poder y no fue creado para competir. Lastima solo le queda como el Ave Fénix resurgir de las cenizas, ¿le alcanzara?

Como siempre que tengan el mejor día de sus vidas.


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