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UNA NUEVA FORMA DE HACER POLÍTICA.

José Hernández Castillo.




Con los resultados de las elecciones del 2 de septiembre pasado, se regresó a un poder absoluto y quedo atrás el poder compartido que en la última década estaba dividido entre el PRI, PAN y PRD. El proceso electoral veracruzano se caracterizó por un impresionante aparato estatal que se generó en torno al PRI, el cual regresó a sus fueros como partido de estado, es decir, "a la vieja usanza de los ochenta y setenta", ya que el gobierno estatal se volcó en apoyo del tricolor, sin limites ni controles de gasto en la elección, con todas las prácticas clientelares y corporativas se pusieron en marcha, los topes de campaña se rebasaron de manera flagrante y patente, ni siquiera se disfrazó, lo que le permitió al PRI contar con una ventaja extraordinaria en la competencia electoral, al que se suma el apoyo que tuvo de la dirigente nacional del SNTE, Elba Esther Gordillo, mediante la alianza que realizó con Fidel Herrera Beltrán.


En esta segunda parte del gobierno de Fidel Herrera que inicia de será de mayoría. El Gobernador y su partido contaran con un apoyo mayoritario en el Congreso. Se trata de un rasgo que no es coyuntural, no se trata de un adjetivo más para un gobierno, sino de una cualidad más que relevante, esencial.


Su partido cuenta con 28 diputados y 155 presidentes municipales. Datos que hablan de una nueva distribución del poder en el Estado y solamente se le puede pasar por alto en el terreno de la retórica o peor aún desde un voluntarismo ciego.


Para gobernar, llevar a cabo sus reformas, nombramientos, etc, requiere del apoyo del Legislativo y ahora lo tiene, esto en los nuevos escenarios políticos que estamos viviendo es crucial, aquí la matemática democrática es elemental pero contundente, tiene mayoría, por lo que no necesita construirla, ni negociarla.


Creo que lo más importante para un político joven es tener la capacidad de cuestionar las cosas que se toman por hecho durante los tiempos que nos tocan vivir. Creo que al mismo tiempo es importante, tener la capacidad de proponer tras cuestionar. Esta combinación, entre cuestionar y proponer, es la que permite que podamos reconstruir aquello que necesita cambiar. Y como los tiempos que nos han tocado vivir son tiempos de cambio, debemos movernos con el poder de nuestras convicciones y no con la inercia de las circunstancias.



Creo firmemente en una política moderna que se rige por los argumentos, una política moderna que convoca a ciudadanos libres, es una nueva forma de hacer política. Siempre que hablo de una nueva forma de hacer política, insisto en que esta no se basa en las buenas voluntades, o en el poder de una sola persona. Una nueva forma de hacer política tiene que consistir en cambiar las reglas del poder. Es mi convicción que los verdaderos cambios se hacen cambiando las reglas, no a las personas.


Una Nueva Forma de Hacer Política en estos momentos debería de estar compuesta por los menos por 3 objetivos, y 6 propuestas.


Objetivo 1: Restarle poder a las cúpulas partidistas. En el siglo XXI necesitamos partidos políticos para el siglo XXI. La descentralización, la participación directa, y el manejo de las diferencias debe ser una parte integral de los partidos políticos en México. No podemos seguir con partidos cerrados a la sociedad, controlados desde la capital del país, y con el riesgo constante de los conflictos internos.


La solución a estos problemas que están presentes en nuestro sistema de partidos se puede lograr con las siguiente 2 propuestas legislativas.


A. Reformar el sistema de listas plurinominales para que no sean los órganos internos de los partidos los que elijan el orden en las listas de representación proporcional. El sistema de listas abiertas en donde los ciudadanos al votar por un partido escogen el orden en el que los candidatos entran a las cámaras, hace que hayan menos conflictos intrapartidistas y que sean los ciudadanos los que voten por el mejor candidato, al mismo tiempo que se mantienen las virtudes de la representación proporcional. Este sistema ya es usado exitosamente en países como Alemania y Uruguay.
B. La Creación de la Ley de Participación ciudadana para que las y los ciudadanos puedan participar activamente sin tenerlo que hacer a través de los partidos. Si hay ciudadanos que no se sienten representados en los partidos políticos, estos no deben de ser castigados, al contrario deben de ser incentivados para participar y organizarse de otras maneras.
Objetivo 2: Fiscalizar mejor el dinero público.


Dentro de nuestros órganos partidistas hemos vivido batallas en donde se han enfrentado dos posiciones representativas del México en el que vivimos. Una posición representaba la antigua forma de hacer política a través del dinero y la compra de conciencias. La otra posición representa la política moderna que se apoya en todos los principios de la legalidad democrática y en el poder de las convicciones. Ahora queremos que esto no siga sucediendo, en ningún partido.


Por lo tanto hago las siguientes 2 propuestas:

A. Reformar el gasto de los partidos para que gasten menos dinero al hacer campañas. Reducir el financiamiento público a los partidos o cerrar la puerta la formación de nuevas iniciativas políticas no resuelve el problema. La solución está en hacer que los partidos necesiten menos dinero. En este momento la mayor parte de los presupuestos de campaña se gastan en medios electrónicos. Al mismo tiempo que se ha demostrado en diversos estudios que el rendimiento marginal de los gastos de campaña a tan alto nivel es cercano a 0. Es decir el electorado se satura velozmente con tanta publicidad.


B. Reforma para fiscalizar mejor el dinero público que utilizan los partidos. El problema que más afecta la imagen de los partidos políticos frente a la ciudadanía es la falta de transparencia. No solo en el gasto financiero, sino en la toma de decisiones sobre este gasto.


Objetivo 3: Mejorar las relaciones interinstitucionales y fomentar el establecimiento de alianzas programáticas. Ya es un lugar común decir que hay un problema de fondo en las relaciones entre el Gobernador y el Congreso. Sin embargo no creo que esto sólo se deba a errores de operación política o a falta de voluntad de algunos. Esto se debe a que tenemos reglas construidas para otro tipo de sistema político, el de partido hegemónico. Con nuevas reglas la pluralidad puede ser gobernada sin tener que ceder a la presión de aquellos que quieren generar mayorías simuladas o suprimir la diversidad.


Mi propuesta en este caso, también consiste en 2 reformas:
A. La ratificación y sanción de integrantes del gabinete por el congreso para que haya mayor rendición de cuenta y la formación de coaliciones estables. Esta fórmula se practica en los regímenes parlamentarios, pero no hay ninguna razón para que no podamos experimentar con la construcción de nuevas instituciones y nuevos sistemas. La integración del gabinete a propuesta del Gobernador y por votación del congreso, hace que los integrantes del gabinete rindan cuentas a los representantes del electorado, y al mismo tiempo obliga a las distintas fuerzas políticas a llegar a acuerdos para tener gobiernos de coalición estables.


B. La obligación de mantener coaliciones electorales como coaliciones parlamentarias. Con el establecimiento de acuerdos programáticos mínimos y obligatorios, podremos generar mayorías prepositivas en el congreso en vez de la confrontación en la búsqueda de espacios políticos. Con este conjunto de propuestas creo se puede reinventar nuestro sistema político para así poder con más confianza enfrentar los problemas que me mueven a mí y a muchos que nos dedicamos la política: erradicar la pobreza, mitigar la desigualdad, y garantizar la libertad efectiva de todos.






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