Si nos la pasamos esperando a que llegue el día en que se nos presente la gran oportunidad para hacer el gran negocio, lo más probable es que ese día nunca llegue. No debemos perder el tiempo esperando la gran oportunidad de negocio, sino empezar con la buena idea que tengamos.
Y, a partir de dicha idea, crear nuestro pequeño negocio, y ese pequeño negocio, hacerlo crecer, moldearlo, adaptarlo; y con paciencia y perseverancia, convertiremos aquel pequeño negocio, en el gran negocio que soñábamos.
Cada vez que uno tiene una idea de una empresa uno cree que es la mejor idea, lamentablemente muchas veces no lo es. Por eso es que los expertos aconsejan el empleo de un asesor para analizar la creaciôn de una empresa.
En esta oportunidad les doy 3 maneras para obtener asesoría especializada en empresas, esas 3 maneras son:
Seminarios, libros y otros materiales de autoayuda que se pueden encontrar en cualquier librería,
Consultores para áreas especificas de una empresa y
Business Coach o un asesor empresarial.
Todos necesitamos de asesores en algún momento de nuestra vida más aún cuando tenemos bajo nuestra responsabilidad el patrimonio de una empresa ya sea nuestra o de terceros que nos contratan para administrarla. Y quizá un momento crucial se presenta en cada ocasión que tenemos que tomar la decisión sobre si contratar a un asesor u otro.
¿Razones para contratar a un asesor empresarial? Podemos entresacar algunas de ellas que no agotan el repertorio.1ª.- En las empresas y negocios, surgen infinidad de situaciones ligadas a toma de posiciones o de medidas que requieren pararse a pensar y analizar los pros y contras. Como siempre, cada cual es mal consejero de sí mismo. Y además, muchas veces se requieren conocimientos específicos y personas expertas. El Asesor suele reunir estos condicionantes.2ª.- Si se elige a un profesional experto, con la titulación adecuada al caso, que acredite su experiencia, normalmente sabrá comprender bien su problema y situación, y podrá orientarle adecuadamente.3ª.- Se debería de huir, en este asunto y para cosas serias, de aficionados. Sea por lo que fuere, este mercado de profesionales le presenta, mezclados y en el mismo saco, firmas y profesionales con trayectoria amplia y contrastada, que tienen experiencia de verdad, con diversas personas que o tienen esto como ocupación complementaria a otra, que es para ellos la principal, o han venido a caer en este campo por rebote de otros o atraídos por las posibilidades de este sector profesional, cuando no por su nivel de relaciones públicas o institucionales.4ª.- A la hora de elegir a un asesor empresarial para que le ayude en sus asuntos, debería solicitarle un presupuesto serio y una “hoja de servicios o de referencias” que le ponga en antecedentes de quien tiene Vd. delante. Huya de la palabrería y las promesas envueltas en excesos verbales y optimismos desmesurados.5ª.- El asesor empresarial le puede aconsejar antes de emprender inversiones, constitución de sociedades, inicio o ampliación de nuevos negocios o actividades y casos similares. En estos casos, conviene poner encima de la mesa todos los datos y analizar la evolución en el tiempo (corto y medio plazo) de las cuentas de resultados, balances y cash flow. No hacerlo así, estudiando todas las variables a considerar, es caminar a ciegas y con riesgos innecesarios. El futuro ya traerá, por si mismo, incertidumbre e incidencias imprevistas como para añadir otras por dejadez o falta de previsión.6º.- El asesor empresarial se puede encargar, también, de aspectos tales como convocar y coordinar reuniones de socios o posibles socios, informar a estos últimos, ayudar en su búsqueda, hacer gestiones ante Organismos oficiales, informarle sobre problemas que puedan afectar a su proyecto y planificar los pasos a dar, hacer los estudios económicos o de viabilidad o planes de negocios para presentar ante Instituciones Financieras o socios potenciales, estar a su lado en toda clase de negociaciones y un sinfín más de servicios posibles.7ª.- Es prácticamente imprescindible la ayuda del asesor empresarial en situaciones de crisis o de problemas económicos y financieros. Toda la variante que va desde simples problemas de finanzas y dificultades puntuales hasta situaciones de suspensión de pagos o quiebras, son objeto del trabajo de un asesor empresarial con experiencia. En muchas ocasiones serán, o tendrán en su plantilla, expertos en diferentes cuestiones.8ª.- En ocasiones Vd. tendrá que acudir a un despacho de abogados. Unas veces serán sus abogados y otras ajenos o de “la otra parte”. Cuando haya por medio balances, cuentas, cuestiones económicas o financieras que le afecten, su mejor compañía será, si se trata de temas serios, un asesor empresarial. En muchas ocasiones, un gestor o un asesor fiscal contable, no será suficiente si se trata de temas de mayor importancia.9ª.- No debiera Vd. dejarse llevar por la falsa leyenda de que un buen asesor o es del D.F. o lleva unas siglas en inglés, o no tiene nivel. Esto es una falacia y, con frecuencia, un simple efecto de restos de papanatismo todavía existente. En la mayoría de las ciudades existen asesores preparados y expertos. Se trata de encontrarlos y poner en ellos su confianza. Lo otro, lo de la gran firma capitalina o anglosajona, le costará mucho más y, en ocasiones, no le garantiza la resolución de su problema.10ª.- Con frecuencia, una empresa está dispuesta a pagar lo que le cobren o lo que sea al asesor venido de “lejanas tierras” o de nombre en inglés. En cambio, regatea sus honorarios al asesor local o de su estado. No sea Vd. de esos. Esta forma de actuar no es sinónimo de éxito como se puede comprobar con cierta frecuencia. Un asesor más próximo a su nivel de empresa, a su entorno geográfico y a sus circunstancias, experimentado en la vida de las PYMES, tiene sus ventajas
11ª.- Contrato, siempre un contrato. Pida al asesor que le presente un contrato con el detalle tan claro y suficiente que usted no tenga duda de lo que está contratando. Cualquier forma de contrato es aceptable: carta de servicios, cotización de servicios, correo electrónico explicando los servicios. Pero siempre que le quede muy claro el servicio y el precio. Cuide que haya siempre una “cláusula de salida”, es decir, que usted pueda terminar con el servicio en cualquier momento, aunque tenga que pagar algún cargo especial razonable.
12ª.-Prefiera a profesionales que usted conozca bien o que sean recomendados por sus verdaderos amigos. Pida referencias de otras empresas a las que asesoran. Es válido que usted investigue sus referencias. En este asunto aplique aquello de “dime con quién andas…”, si los clientes que le dan como referencias no parecen muy confiables puede ser que no sea el asesor apropiado. Siempre hay una primera vez. Si se trata de un servicio muy novedoso sobre el cual se tenga poca experiencia prefiera no se comprometa a largo plazo ni por inversiones altas. Solicite, de ser posible alguna “prueba piloto” o un acercamiento a la solución parcial del problema. Así irá conociendo a su nuevo asesor.
12ª.- Lo importante es que le ofrezcan un servicio especializado y no agregarlo a una lista de mil clientes a quienes les dan un trato masivo, salvo que eso sea una característica muy natural del servicio que desea. Prefiera a quien le preste servicios a la medida de su empresa y personalizados. Personalizados quiere decir que usted trate directamente con los técnicos o profesionales que saben del asunto que usted requiere resolver. Revise el currículum de quien le proporciona el servicio, no sólo de los que firman. Es cierto que la firma responsabiliza a quien la impone, pero la buena atención técnica es lo que garantiza la solución que usted busca, no sólo que alguien responda de los errores.
13ª.- Procure platicar con el posible asesor acompañado de sus más cercanos colaboradores en la empresa para que obtenga de ellos su opinión. Y luego desee un espacio para elegir al mejor considerando las opiniones de sus cercanos.
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